Motilleja, pueblo de La Manchuela: Localización y territorio.

 

 

En la actualidad, Motilleja es un municipio fundamentalmente agrícola que cuenta con 600 habitantes aproximadamente y se encuentra situado al noreste de la provincia albacetense, a 25 Kms. de la ciudad de Albacete, en la comarca de La Manchuela. Es ésta una comarca compartida entre las provincias de Cuenca y Albacete que se define en un territorio común entre los ríos Júcar y Cabriel, y en la que las distintas civilizaciones antiguas de la Península dejaron su huella y un pasado esplendoroso a la vista de los numerosos vestigios conservados con el paso de los siglos: yacimientos de poblamientos ibéricos, restos de calzadas y villas romanas, fortalezas árabes, castillos medievales, iglesias, murallas, puertas blasonadas, etc. Viajar por la Manchuela supone descubrir y encontrar todo un interesante conjunto de elementos culturales y patrimoniales que la identifican como comarca y le otorgan su propia idiosincrasia, su razón de ser. Tal vez sea su situación geográfica, entre dos ríos, tal vez sea su amalgamado paisaje que transcurre entre hoces fluviales, pinares, planicies y altozanos, o quizás sea su historia común, tan ligada al pasado medieval del marquesado de Villena, o simplemente su vinculación con el entorno físico mismo en forma de territorio cultural campesino, agrario o rural, hacen de La Manchuela un espacio de altísimo interés histórico, natural y cultural.

Los rasgos humanos y sociales de esta comarca constituyen otra característica cultural importante y diferenciadora, puesta de manifiesto en un riquísimo calendario festivo donde los acontecimientos se suceden cíclicamente en cada uno de sus pueblos (fiestas patronales, mayos, carnavales, alardes de moros y cristianos, romerías, aguilandos, etc.)

Por otra parte, la fisonomía más tradicional de los pueblos de la Manchuela ha sufrido los indefectibles cambios provocados por la moderna construcción y el mayor nivel de vida, desapareciendo, en muchas ocasiones, una arquitectura tradicional y popular específica que, a pesar de todo, nos ha dejado algunos de sus elementos más característicos como son: las fachadas enjalbegadas, blancas, las rejas de forja, los tejados a una agua, el trazo urbanístico medieval en algunos casos, las edificaciones sociales e históricas (posadas, ventas, pósitos...), plazas y callejuelas, que todavía hoy le dan un magnífico sabor aromático de rancio abolengo a muchos rincones y esquinas de los pueblos manchuelos.

A la hora de comer, toda una amplia cultura gastronómica basada en los productos del terreno se descubre al paladar. Así, platos como el ajo arriero, mataero o atascaburras, cuyo principal ingrediente es la patata, los gazpachos, realizados con una torta de pan cenceño, los potajes de legumbres, las gachas, guisadas con harina de guijas, o la caldereta de cordero, pueden convertirse en suculentos manjares para cualquier comensal ávido de encontrar los nuevos y ricos sabores de estas tierras. Sin olvidarnos del champiñón como producto estelar y aglutinador de la comarca. Por otra parte, los vinos de la Manchuela son excelentes y de gran calidad, ya sean tintos, blancos o rosados, y son etiquetados cualitativamente bajo la denominación de origen Manchuela. Y los dulces, siendo los más populares las tortas de manteca, los sequillos, los rolletes de sartén y los mantecados de almendra, que se pueden encontrar en cualquier tahona de nuestros pueblos.

 

El pueblo de Motilleja se encuentra a 650 metros sobre el nivel del mar en una pequeña elevación de la llanura manchuela, cercana, siquiera 2 Kms., al río Júcar. Muchas fueron las aldeas que en torno al río surgieron al amparo del núcleo urbano motillejano poblando la ribera del río. Los años 60 y 70 del pasado siglo produjeron el mayor descenso demográfico de la población, tanto en las aldeas del río (hoy todas desaparecidas) como en el pueblo propiamente dicho, debido a la emigración a las ciudades (Valencia, Barcelona, Albacete, y también a Francia) de cientos de personas en busca de nuevas oportunidades de vida y trabajo. El cambio tan importante de las faenas agrícolas que supuso la transformación en regadíos de las tierras de secano frenó la caída demográfica y estabilizó la población actual.

La iglesia parroquial es de estilo barroco y, con su gran torre, se impone en el llano motillejano. Se terminó de construir el año 1787 y mantiene su advocación a Santa Ana, patrona de la localidad. A los pies de la iglesia se encuentra la Plaza Mayor, pequeña y coqueta, de urbanismo cerrado y con un antiguo reloj de sol. Las calles de la población son largas y rectas de marcado carácter manchego.

La artesanía más destacada de Motilleja es el encaje de bolillos que elaboran con esmero muchas mujeres de la población, y las fiestas más importantes son: las patronales en honor a Santa Ana, en las últimas semanas de julio; San Isidro, patrón de los campesinos, el día 15 de mayo;  los mayos, con cantos populares en la iglesia y calles del pueblo, en la noche del 30 de abril; el período de la Navidad, con rondas de aguilandos por las casas del pueblo; y, por supuesto, el encuentro de rondas populares conocido con el nombre de La Chicharra, fiesta ésta previa a las fiestas de Santa Ana y a la que dedicaremos más espacio posteriormente.

Por último, cabe decir que el motor económico motillejano, como ya hemos dicho, lo constituye la agricultura de regadío, apoyada y promocionada con firmeza en las últimas décadas con el fin de consolidar y favorecer la estabilidad y la calidad de vida de todos los habitantes de este pueblo albacetense, manchuelo y manchego.